sábado, 20 de marzo de 2010

Hola a tod@s:

Probablemente éste sea mi últimos post pues en unas horas pongo rumbo a Costa Rica para continuar el Sábado a España y llegar el Domingo sobre las 12:00 a Madrid.

Soy consciente que no me he comunicado mucho con vosotros y no he usado mucho el blog, unas veces porque no he podido y otras, sinceramente, porque he preferido estar charlando con algunas de las personas que he conocido en este apasionante viaje, gentes que me han abierto sus casas y en muchas ocasiones, su corazón aportándome más de lo que aún he sido capaz de asimilar.

Se que vosotros estáis ahí por siempre y para siempre (como dice un amigo) sois mi tesoro y tenemos toda la vida por delante para ver fotos, contar anécdotas, sensaciones y emociones pero a esta gente no la voy volver a ver nunca y, para mi, en éstos momentos, merecen toda mi atención. Se que lo entendéis pues es lo mejor que me llevo de éste hermoso país, los recuerdos y momentos con sus gentes.

Rigo, mi sonriente chofer con quien tantos kilómetros he tenido el placer de compartir.

Jairo, mi amigo y compañero en todo momento.

Victoriano, el informático que de tantas nos ha sacado y quien, a pesar estar pasando unos terribles momentos familiares, siempre me dedicó una amable sonrisa, lo siento compañero.

Isabel, metodología, consejera y compañera de viaje.

Belqui, Mª José y Eloisa, quienes siempre estaban para cualquier cosa ha cualquier hora.

Raúl y David, currantes incansables por el desarrollo de su pueblo a quienes podías acudir para cualquier cosa.

Joan, el niño de Estelí que nunca se peleaba con sus hermanos por nada a pesar de no tener nada, protegiéndolos y ayudando a su madre en sus tareas (6 años).

Ramiro, de la comunidad de Venecia quien me regaló un trozo de su historia familiar y una lección de vida. Amigo de Tomás, quien nos abrió su casa y nos presentó a su madre, Delfina, todo un ejemplo de superación.

El señor Hipólito, nicaragüense de 95 años con quien tuve el honor de compartir una de las conversaciones más bonitas de mi vida.

Maria José, Daniel, Daniela y Alex, familia de Ostinal que preparó algunas de nuestras comidas y me enseñaron a cocinar con cariño que dificimente pueda borrar de mi memoria. Como los ojos de Alex, que guapo es el enano.

Anibal y esposa, en cuya casa me alojé y me sentí como en la mía.

Y a tantas personas que se han cruzado en mi camino y me han dado lo mejor de si misma haciéndome sentir como en mi país.

Y como no, a todos mis compañeros que me han acompañado en esta aventura tan enriquecedora, gracias por tantos momentos, charlas, consejos, ánimos, risas, llantos y en resumen, por haberme tratado como un amigo. Ya sois parte de mi historia. Os quiero.

Y con esta agridulce misiva me despido hasta dentro un par de días que volveré a veros e iros preparando porque ya sabéis lo que hablo y os aseguro que tengo para mucho.

Un beso enorme familia, hasta pronto.


No hay comentarios:

Publicar un comentario