miércoles, 3 de marzo de 2010

Las Segovias. Venecia

Nos encontramos en la comunidad de Venecia.
Tras pasar la noche en el albergue local, el desayuno se sirve a las 7:30 ya que a las 8 nos vienen a buscar los guías locales con los que quedamos la noche anterior para dividirnos en grupos según intereses de proyectos y analizar sus quehaceres diarios. Ramiro, Gilberto, Tomás y Camilo serán dichos guías . Unos van a ver los cafetales, otros a ver el trabajo de artesanos, charlas con lugareños, el centro sanitario y su brigadista de salud, el colegio y el poblado en general.
Ésta en una comunidad de campesinos muy humilde, encajada en un bonito valle de la región de las Segovias, en la comarca de Cantagallo.
A las 11:30 volvemos a reunirnos en el punto de partida para comentar lo vivido. Hacemos una rueda de sensaciones y los sentimientos están a flor de piel; ha sido una experiencia muy emocionante comprobar como en este lugar muchas veces querer no es poder pues son muchas las necesidades de grandes y pequeños. Pero aún así hay gente luchando por sus sueños contra todo pronóstico o comodidades. Son gente con historias de vida impresionantes, de lucha, de superación y de ilusiones. Para la tarde hemos adquirido unos compromisos como hablar con representantes de CPC (Centro de Poder Ciudadano), visitar de nuevo la brigada de salud e ir al mirador.
La comida se sirve a las 13:00 y las 14:00 partimos cada uno a cumplir con nuestros compromisos debiendo volver de nuevo las 16:30. mientras llegan los compañeros comenzamos a jugar con los niños que habían ido a vernos.
Cuando todos estamos reunidos partimos hacia el mirador que se encuentra en el pedacito de tierra que Tomás heredó de su padre, un trozo de paraíso para mirar hasta el infinito, unas vistas escalofriantes que llegan hasta la frontera con Hondura, impresionante.
Acto seguido nos vamos al cuadro (campo en el que los chicos van jugar al beisball para continuar jugando con los más pequeños y charlando con todos los demás.
El sol se pierde tras las montañas y es hora de volver al albergue. Una sonrisa agridulce nos acompaña hasta la mesa para cenar, son las 19:00.
Lucha por la vida, felicidad en la sencillez, aceptación a la pobreza, mucho trabajo para ganar muy poco, capacidad adaptativa y de superación y un buena armonía del hombre con el medio ambiente son los denominadores comunes del las gentes de este lugar.

1 comentario:

  1. madre mia se me ponen los pelos de punta... q??? ya estas mejor de la m. deprisa??? jejeje bueno tron q me alegre ater de hablar contigo. un abrazo tio

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