jueves, 11 de marzo de 2010

Viernes 5-3-2010. León. Poneloya

Nos dirigimos a conocer la cidad de León. En primer lugar visitamos la Catedral en la cuál se encuentra enterrado entre otras personalidades Rubén Darío. Desde la azotea de la misma tenemos unas bonitas panorámicas de toda la ciudad. Pero lo más llamativo es, al oeste de la catedral una cordillera volcánica donde hay 11 volcanes de los cuales 3 están activos, parece que las montañas fumasen.
Terminamos la visita a la catedral y nos dirigimos a la universidad UNAN León. Ésta fue la primera universidad de Nicaragua donde se impartía derecho y medicina. El curso aquí acaba de comenzar y hay muchos jóvenes por los pasillos y alrededores. Hay muy buen ambiente en por estos pasillos que rodean un frondoso claustro.
Ahora nos dirigimos al mercado de abastos; bullicio, gente comiendo o haciendo de comer, tenderos, perros, frutas, verduras, carnes y pescados sobre un mostrador con alguna que otra mosca, miles de olores, colores y sabores que nos inundan y saturan. Mucha vida en este lugar.
Acto seguido vamos a comer, por el camino pasamos de nuevo por la plaza de la catedral don hay instalado un mercado de artesanías. Algunas compras y seguimos nuestro camino hasta la casa que de una señora que ha puesto algunas mesas y sillas demás en el salón de su casa convirtiéndola en un “restaurante” muy peculiar y familiar.
Partimos para ver la cárcel 21, construida en 1921 por Somoza para albergar sandinistas, asesinos o personas no afines a sus ideales en condiciones precarias sometidos en muchas ocasiones a torturas.
Al término visitamos la casa de Rubén Darío, una casita señorial con un claustro en forma de L muy bien conservada donde se exhiben sus obras e información sobre su vida.
Pero el día nos guardaba una de las sorpresas más esperadas, el menos por mí. Pasaremos la noche en Poneloya, una playa de arenas negras y altas palmeras. Dejamos las cosas en el ranchón (cobertizo) en el que pasaremos la noche y tras subir un montículo de arena, ahí está, el verdoso, espumoso, rugiente e infinito Pacífico nos da la bienvenida regalándonos una puesta de sol multicolor sin parangón. Su gran murmullo nos acompaña noche y día, el silencio aquí no existe, pero no es necesario. Y sentado en la arena, lejos del grupo vuelvo a vosotros, como me gustaría teneros aquí. Un abrazo a tod@s.

1 comentario:

  1. Sergio,que tal va todo por ahi?¿,ya veo por lo que escribes que de vicio.Necesito hablar contigo urgentemente,te he escrito al tuenti pero supongo que no lo miraras.Escribeme xfa cuando leas esto.Soy Carlos Indiano.Besotes marikita.

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